sábado, 19 de febrero de 2011

LA FUENTE...

Dicen que Neptuno, el dios del agua, paseaba habitualmente por la fuente cuando un día vio a una bella ninfa y se enamoró de ella inmediatamente.


Se llamaba Oasis y era hermosa. Se ocupaba de cuidar la fuente en la cual vivía y a cualquiera que la maltratara, no dudaba en matarlo.
Ya hacía tiempo que los habitantes del pueblo, cerca de su fuente, le daban un muy mal uso al agua. La ninfa lo observaba con disgusto hasta que un día se cansó y hechizó, con su poder para enamorar, a los hombres del lugar que la siguieron hasta su dominio, y entonces los ahogó en las agua.
En tanto, Neptuno se había enterado de que los habitantes del lugar maltrataban el agua y entonces les quitó toda la que poseían e incluso también secó la fuente en el que vivía Oasis, dejándola sin hogar. Sin querer, ocasionó su muerte. En ese momento aquel lugar, se convirtió en un desierto, sin personas, animales y plantas que pudieran sobrevivir.
El dios, al darse cuenta de la muerte de su amada se sintió muy triste. Para aliviar su pena hizo crecer otra fuente ala que llamó Oasis, en memoria de su querida ninfa.
Desde ese momento otra vez floreció, junto al agua, la vida en ese desierto.












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